Tuesday, December 13, 2005

EL PRÍNCIPE

N. MAQUIAVELO

(El resumen)


PRESENTACIÓN


El príncipe, principal obra escrita por Nicolás Maquiavelo y uno de los más influyentes tratados en el posterior desarrollo de la teoría o ciencia política. Redactado en 1513, no fue publicado hasta 1532, cinco años después de haber muerto su autor. Además de su interés histórico, constituye un interesante ejemplo de la prosa escrita en italiano durante el siglo XVI.

INTRODUCCIÓN


A lo largo de sus 26 capítulos, Maquiavelo propuso las condiciones que habían de caracterizar a un príncipe, entendida esta figura como la cabeza o jefe del Estado. Pese a que en el fondo es un escrito acerca del Estado mismo (Maquiavelo llegó a pensar en titularlo El principado), las tesis que en él desarrollaría el escritor italiano hicieron que finalmente prevaleciera la identificación de los conceptos Estado y príncipe, en tanto que, de existir entre ambos alguna relación de subordinación, ésta favorecería al alto dignatario antes que a la entidad política. Ésa es la principal idea postulada en la obra: debe ser el príncipe quien, con su actuación, modele la esencia de su principado.
El príncipe, que tuvo en César Borgia y Fernando II el Católico sus modelos inspiradores, generó una intensa influencia desde el mismo momento de su publicación, lo cual se comprende si se tiene en cuenta que precedió al periodo histórico de formación de los respectivos estados nacionales europeos. Ha sido traducido a gran número de lenguas.

I. DE LAS CLASES QUE HAY DE PRINCIPADOS Y POR QUÉ MEDIOS SE OBTIENEN


Los principados son o hereditarios, en una dinastía que reina desde largo tiempo, o nuevos. Los estados casi adquiridos viven bajo un príncipe o gozan de libertad y se adquieren con armas ajenas o con las propias mismas, por valor o ingenio.

II. DE LOS PRINCIPADOS HEREDITARIOS


A partir de este capitulo se dice como el principado debe ser gobernado y conservado; los estados hereditarios acostumbrados a una dinastía, son mucho menores las dificultades para regirlos que los nuevos.

III. DE LOS PRINCIPADOS MIXTOS


Los cambios nacen queriendo mejorar los estados donde se mudan a los vasallos del señor, poniéndolos en contra del gobernante, así el príncipe se gana muchos enemigos a los que ha ofendido y no puede tener como amigos a los que ha puesto en su lugar.
Los estados se conservan con gran facilidad, cuando se extingue la dinastía del antiguo príncipe, al no alterar las leyes ni los tributos, pero se adquieren comarcas para ello se requiere de ingenio y fortuna para convencerlos o sino residir en el estado conquistado para ver lo que sucede allí.

V. CÓMO HAN DE GOBERNARSE LAS CIUDADES O LOS PRINCIPADOS QUE ANTES DE LA CONQUISTA SE REGÍAN POR SUS PROPIAS LEYES


Mediante tres medios: arruinándolos, fijar resistencia en ellos, dejando las propias leyes exigirles tributo y constituir un gobierno, cualquiera que se haga dueño de una cuidad acostumbrada a gozar de su libertad, y no la destruye, debe temer que será destruida por ella.

VI. DE LOS ESTADOS QUE EL PRÍNCIPE ADQUIERE POR SU VALOR Y POR SUS PROPIAS ARMAS


El hombre advertido debe únicamente seguir los caminos que inician otros, e imitar a los que han sobresalido y tratar de al menos tener una semejanza, las dificultades nacen de las modificaciones que necesitan introducir para establecer su gobierno y la seguridad de su dominio; como que nada es más arduo ni de éxito más dudoso y arriesgado en la práctica, como la introducción de nuevas leyes, aquel que las emprende tiene como enemigos a quienes se hallaban bien con las leyes antiguas, y no cuenta más que con aquellos que las nuevas leyes le son ventajosas y por la incredulidad de los hombres que desconfían de la innovación mientras no la confiado en una experiencia.

VII. DE LOS PRINCIPADOS NUEVOS QUE SE ADQUIEREN CON LAS ARMAS DE OTRO O POR BUENA FORTUNA


Poco esfuerzo les cuesta adquirir un principado a aquellos que de simples particulares se ven levantados a esa altura por especial favor de la fortuna y sin presentárseles el menor obstáculo y si lo conservan después de alcanzarlo tendrán que vencer muchas contrariedades; por otro lado los estados que se forman tan repentinamente a semejanza en todo cuanto a naturaleza nace y crece con igual prontitud, no se consolidan para resistir el embate del contrario a menos que los rigen tengan gran talento para valerse de medios propios para no perder lo que ha concebido la fortuna.

VIII. DE LOS QUE HAN LLEGADO A SER PRÍNCIPES POR MEDIO DE MALDAD

Se puede llegar por dos caminos: que no se pueden atribuir por entero a la fortuna o al valor, se trata de cuando se logra un principado por cualquier vía malvada o dañina o cuando un ciudadano particular se hace príncipe de su patria por el apoyo de sus conciudadanos; se dice bien utilizada de la crueldad, cuando se emplea una sola vez por la necesidad de afianzar el poder y después no se repite procurando que sea en beneficio del pueblo; se dice mal utilizada, la que no tiene gran importancia al principio crece en vez de desaparecer. El príncipe debe vivir con sus súbditos de tal modo que ningún suceso malo o bueno le haga variar de conducta.

IX. DEL PRINCIPADO CIVIL


Otra manera de adquirir la soberanía sin emplear el fraude ni la violencia consiste en llegar al principado mediante el favor y la asistencia de sus ciudadanos dándoles el titulo de principados civiles, la cual no tiene que ser merito ni virtud extraordinaria, sino maña y aprovechamiento de una ocasión favorable, también de la aversión del pueblo al gobierno despótico o del deseo que estros tienen e gobernar.

X. CÓMO DEBEN GRADUARSE LAS FUERZAS DE LOS ESTADOS


Solamente pueden sostenerse por si mismos aquellos que se encuentran con la cantidad suficiente de hombres y dinero para presentar en campaña un ejercito contra quien los acomete, por el contrario, triste la situación de un príncipe que se ve reducido o se encierra en su ciudad y espera en ella a su enemigo.

XI. DE LOS PRINCIPADOS ECLESIÁSTICOS


La razón consiste, por una parte, en que no se consiguen por el merito o la fortuna y por otra parte con que esta especie de gobierno se funda en las antiguas instituciones religiosas, cuyo influjo es poderosa que el príncipe se sostiene sin mucho trabajo

XII. DE LAS DIFERENTES CLASES DE MILICIA Y DE LOS SOLDADOS MERCENARIOS


Las tropas que sirven para defenderse de un estado son o mercenarios, o mixtas o nacionales, los mercenarios son inútiles, difíciles de despojarlos del territorio en el que se encuentran al terminar una batalla ya que son peligrosos con ellos nunca tendrá seguridad el príncipe.

XIII. DE LAS TROPAS AUXILIARES, MIXTAS Y NACIONALES


Las tropas auxiliares son las que el príncipe recibe prestadas de sus aliados parea sus auxilio y defenderlo, también son inútiles como los son los mercenario, un príncipe

XIV. DE LAS OBLIGACIONES DE UN PRÍNCIPE CON RESPECTO AL EJÉRCITO

on sus propias tropas que a vencer con las extranjeras, además de que no es una victoria CIPE CON RESPECTO AL EJÉRCITO

Al arte de la guerra es a lo que deben dedicarse principalmente los príncipes, por ser propiamente la ciencia de los que gobiernan, han subido muchas veces los simples particulares a la dignidad suprema, al paso que otras cayeron de la altura por entregarse a la milicia y el reposo, el príncipe que no conoce el arte de la guerra no puede ganarse la estimación se sus tropas ni puede fiarse de ellas, también se debe trabajar en estudio y trabajo mental además de que el príncipe debe etambién se debe trabajar en estudio y trabajo mental además de que el príncipe debe esmerarse en que la N PARTICULAR LOS PRÍNCIPES MERECEN ALABANZA O VITUPERIO


Las cosas como son en realidad y no como las cree el pueblo, como los que ven en su imaginación republicas y principados como jamás existieron en realidad, el príncipe que quisiera republicas y principados como jamás existieron en realidad, el príncipe que quisiera triunfar ha de te;ncipes son magnánimos, mezquinos, crueles, castos, viciosos, soberbios, modestos, astutos, alocados, duros.

XVI. DE LA GENEROSIDAD Y LA AVARICIA


Es bueno acreditarse como un príncipe con magnificencia, pero también peligroso pero no hasta llegar a ser odiado, temido ni respetado, si el príncipe se muestra liberal en grado conveniente, con medida y discernimiento contentara a pocos y será temido por avaro, por oto lado un príncipe deseoso de ser alabado por su generosidad, no repara en gastos, y para mantener esa reputación se ve obligado a cargar impuestos.

XVII. DE LA CRUELDAD Y CLEMENCIA: Y SI VALE MAS SER AMADO QUE TEMIDO


No debe importar la nota de crueldad, cuando se trata de mantener el pueblo dentro de los limites de la obediencia, porque al fin ocurre que ha sido uno mas humano haciendo un corto numero de castigos, que aquellos por demasiada indulgencia provocan el desorden del cual resultan el robo y la muerte, puede hacerse temer sin llegar a ser odiado.

XVIII. COMO DEBEN GUARDAR LOS PRÍNCIPES LA FE JURADA


Hay dos maneras de proceder: con las leyes y con la fuerza, el zorro tiene poca fuerza para defenderse del lobo, y el león cae fácilmente en las trampas, por lo cual el príncipe debe aprender del primero el ser astuto para conocer la trampa y del otro para ser fuerte para espantar al lobo, el príncipe prudente que no quiere perderse no puede ni debe supeditarse al cumplimiento se sus promesas, sino mientras no le cause perjuicio y en tanto que subsisten las circunstancias del tiempo en que se comprometió.

XIX. EL PRÍNCIPE DEBE EVITAR QUE SE LE DESPRECIE Y ABORREZCA


El príncipe debe huir de la rapacidad, de cometer atropellos contra los bienes de sus súbditos y de robarles sus mujeres, porque estas cosas no se perdonan, si obra así sus súbditos se consideran satisfechos y el soberano tendrá menos enemigos a quienes dominara con procedimientos; el desprecio le acompañará si es frívolo, cobarde, irresoluto, afeminado, son defectos que son muy peligrosos, mas al contrario de que en sus actos resplandezca la gloria, la consecuencia la energía, los que participan en la conjuración, se encuentran perplejos entre la tentación de una ganancia y el miedo de un gran peligro, el parlamento es un juez que reprime a los poderosos y defiende a los débiles es útil para la seguridad del rey y del reino; los príncipes deben a cargo de otra imposición de obligaciones, cargas y castigos, conservándose la concesión se gracias y mercedes.

XX. SI LAS FORTALEZAS Y OTROS MEDIOS QUE EMPLEAN LOS PRÍNCIPES SON ÚTILES O PERJUDICIALES


Para garantizar la seguridad de sus estados, algunos príncipes han desarmado a sus subidos, otros fomentado la discordia entre ellos, otros para ganarse la voluntad de los que le parecían adversos al comienzo de su gobierno, algunos han construido fortalezas y otros han destruido las que tenían; nunca ha ocurrido que un príncipe nuevo desarme a sus súbditos; al contrario, los armó, porque así emplean las amas a favor del príncipe haciendo a los leales mas leales y atrayendo a los que no lo eran; muchos creen que un príncipe sabio, siempre que la ocasión sea propicia, debe hacerse algunos enemigos, para aumentar su crédito y su grandeza venciéndolos, los príncipes nuevos suelen encontrar mas fidelidad y mayor celo en los que, al comenzar el reinado, son temidos por adversarios que en aquellos que les inspiraron mayor confianza.

XXI. LO QUE DEBE HACER UN PRÍNCIPE PARA ADQUIRIR BUENA FAMA


Lo que glorifica a un príncipe son las grandes empresas y los hechos extraordinarios de que da ejemplo. Tenemos a Fernando (rey de España), al cual se le puede llamar príncipe nuevo, por el merito de sus magnificas empresas, el primer rey de la cristiandad. Si se consideran sus acciones se verán que todas son extraordinarias y gigantescas.

XXII. DE LOS SECRETARIOS DE LOS PRÍNCIPES


La elección de los secretarios es una de las cosas mas importantes y que da a conocer la sabiduría de quien los elige. La reputación de un príncipe depende muchas veces del merito de las personas que lo rodean; hay tres clases de talentos unos, que saben descubrir cuanto le importa saber, otro que disciernen con facilidad aquello que se le propone, y en fin, los hay que no entienden por sí ni por ajeno discurso; los primeros son sobresalientes, los segundos son buenos y los terceros son absolutamente inútiles.

XXIII. CÓMO DEBE HUIR DE LOS ADULADORES


Tienen los hombres amor propio y tan buena opinión de sí mismos, que es muy difícil preservarse de tal contagio, además de que queriendo evitarlo pudieran disminuir su justo aprecio. El mejor arbitrio que debe tomar los príncipes para liberarse de los aduladores es manifestar que no les ofencontagio, además de que queriendo evitarlo pudieran disminuir su justo aprecio. El mejor arbitrio que muy reservado, que no da parte a nadie de sus proyectos hasta el momento mismo de llevarlos a ejecución, se ve apretado entonces por los reparos que le oponen sus ministros y por las dificultades que encuentra, y tiene que ceder a la opinión de los demás y trastornar todo lo que había concedido; el príncipe debe tener consejeros y consultarlos, pero siempre y cuando el lo quiera no cuanencuentra, y tiene que ceder a la opinión de los demás y trastornar todo lo que había concedido; US ESTADOS


Según el capitulo anterior, un príncipe nuevo gobernará con tanto acierto sus estados comquieran los demás. logrará mayor estimación, porque los súbditos se fijan mas en los actos de nuevo, y cuando les complacen le prefieren; sobre las causas que hicieron perder la soberanía a los príncipes italianos, se ve que cometieron graves errores con el pueblo por sus ambición, porque los príncipes cometieron faltas gravísimas.

XXV. DEL INFLUJO DE LA FORTUNA EN LAS COSAS DE ESTE MUNDO Y DE QUÉ MODO SE LA PUEDE CONTRARRESTAR SIENDO ADVERSA


Se cree que las cosas de este mundo se gobiernan de tal modo por la providencia o por la fortuna, que ningún poder tiene la prudencia humana contra los acontecimientos, por tanto es inútil tomarse cuidado por lo que va a suceder o tratar de evitarlo o impedirlo; aquellos que arreglan su conducta a las circunstancias rara vez son desgraciados, porque la fortuna se muda solo para aquellos que no saben proceder debidamente, por ejemplo los que recorren el camino en pos de la gloria, o de las riquezas, los primeros se dirigen así su objeto y la buena aventura , los otros al discernimiento y medida, uno usa la astucia el otro la fuerza.

XXVI. EXHORTACIÓN PARA LIBERAR A ITALIA DE LOS EXTRANJEROS


Alguna vez han aparecido varones de merito tan singular que pudiera creerse que eran enviados por Dios para libertarlos, pero no parece también que la fortuna celosa se empeñó en abandonarlos en la mitad de su carrera, de suerte que Italia sufre todavía y que consume esperando algún redentor que ponga fin a la devastación y frecuentes saqueos de la Lombardía; pide al cielo que eleve algún príncipe poderoso para sacarla del pesado e irresistible yugo de los extranjeros parea cicatrizar las llagas que tiene abiertas y parea conducirlas a la victoria con tan crueles enemigos.


Todos se hallan cansados de la dominación de los extranjeros. Dignase vuestra ilustre casa, fortalecida con todas esperanzas que da la justicia de nuestra causa, acometer una empresa tan noble, a fin de que recobre nuestra nación bajo vuestras banderas a su antiguo esplendor y se realice aquel dicho de Petrarca:
"Virtú contro a furore Prenderá I armé, é fía el combatter corto, Ché I valore Nelly italíce cor non é ancor morto."


Nombre: Eber Ángel Quispe Paco
Escuela Profesional: Ing. de Sistemas
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO-PUNO